Antes de abordar la semblanza biográfica del pintor ceramista Manuel García Ramírez, hemos de hacer constar que los datos fidedignos sobre él nos han sido facilitados en el mes de junio de 2016 por sus tres hijas, tras encontrar información parcial sobre él en nuestra web retabloceramico.net. Hasta entonces, hemos dispuesto de datos incompletos e incluso erróneos, pues ceramistas que le recordaban nos dijeron que se llamaba Manuel García Rodríguez, siendo su segundo apellido Ramírez y no Rodríguez. Lamentamos que en algunas publicaciones impresas se haya deslizado esta errata, que a partir de ahora ya no se deberá producir, en beneficio de la memoria de esta pintor ceramista de Triana que hubiera pasado desapercibido para los investigadores.
Manuel García Ramírez nació en Sevilla, el 14 de septiembre de 1926, siendo hijo de Dolores Ramírez Verdugo y de Manuel García Herrera. La vivienda familiar estaba sita en la avenida de Miraflores, aunque muy pronto se mudaron al barrio de la Macarena, a la calle Faustino Álvarez número 27. Estudió en el Colegio de los Salesianos de la Trinidad, hasta primero de bachiller.
Las aptitudes artísticas del joven Manuel le llevaron a formarse paralelamente en la Escuela de Artes, Oficios Artísticos y Bellas Artes, donde ingresó en 1936, obteniendo algunos diplomas que conservan sus hijas fechados, entre los años 1939 a 1944, en los que firma como director el pintor Manuel González Santos, y respectivamente como secretarios Enrique M. Vega y Juan Rodríguez. Jaldón, que fueron algunos de sus profesores. Con éste último profesor habló la madre de nuestro protagonista en 1940, tenía entonces catorce años, para que lo recomendara al encargado de la Fábrica de Cerámica José Mensaque y Vera; solo estuvo unos días pues le dijeron que de momento no hacía falta ningún aprendiz.
Lejos de desanimarse, pues la pintura era su máxima prioridad, el mismo profesor lo recomendó a Pedro Navia, propietario de otra cercana y prestigiosa fábrica de cerámica, en la calle Ruiseñor 21. Entró de prueba, y oficialmente fue dado de alta en la empresa con fecha 1 de Septiembre de 1944, en cuya plantilla permaneció treinta años, hasta su cierre definitivo en 1975.
En Navia pintó retablos devocionales, paneles y murales decorativos, así como orlas decorativas de multitud de retablos devocionales, cuya imagen central pintaban en ocasiones otros ceramistas como Antonio Morilla Galea, Fernando Orce Guerrero o él mismo. Así, por ejemplo los marcos de los retablos de la Virgen de las Nieves en la iglesia de Santa María la Blanca (Sevilla, 1957), marco decorativo de la Virgen del Subterráneo en la iglesia de la Misericordia (Sevilla, 1959) y completo el similar de la Virgen del Rocío en la iglesia de San Nicolás (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1960), así como una de las últimas obras firmadas en Navia, el de la Virgen del Mar en la iglesia de la Misericordia (Sevilla, bendecido en 1977), cuya imagen central pintó Fernando Orce Guerrero.
Una obra muy importante en la que vemos plasmada su firma es el monumento a la Virgen del Rocío en la localidad sevillana de Umbrete, sito en la plaza del mismo nombre, presidido por una imagen de cerámica modelada de la Reina de las Marismas de las muchas que salieron del taller del escultor ceramista Pedro Navia.
Una parte importante de su producción en cerámica y azulejería, del que se sentía especialmente orgulloso por el monumento en el que se encontraba, eran sus paneles en la solería de la Plaza de España, ejecutados entre 1950 y 1965 aproximadamente, en el que fueron realizados trabajos de reposición de piezas y restauraciones por deterioro. Realizó los bocetos y ejecutó, entre otros los de Sevilla Agrícola, Ganadera, Romana y Monumental, así como los planos y mapas de las provincias españolas. Pintó cimeras, guardillas, remates, los rótulos de Torre Norte y Torre Sur, intervino en la restauración y reposición de partes de bancos, como el de Álava: su firma aparecía en las escenas laterales del banco de Álava que en 1958 sustituyó al original de la Fca. de Tova Villalva, actualmente recuperado en la última restauración finalizada en 2010.
Tras el cierre de la Fábrica de Pedro Navia, ya fallecido este y regentado por Amador Pérez Barranquero, la mayor parte de los trabajadores de Navia se incorporaron al taller de cerámica de Artesanía de Antonio Santos Rodríguez-Campanario, sito en el Polígono Store. Allí pintó oficialmente hasta 1984, aunque continuó pintando algunos encargos para Santos en su domicilio del barrio de Triana hasta los primeros años de la década de 1990, hasta su jubilación. A esta etapa pertenece el retablo de la Virgen de la Victoria y Jesús Cautivo para Málaga.
Jamás dejó de pintar porque amaba su profesión. Pintaba además de cerámica (tanto sobre vidrio, al aguarrás como a la cuerda seca) en todo tipo de soporte: óleos, acuarelas, pastel, carboncillo, etc.. En sus últimos años, compaginaba la pintura con visitar Sevilla y admirar su patrimonio histórico-artístico, y muchas veces acudía a la Escuela Taller de la Restauración de la Plaza de España, en calle Lumbreras, donde tanto alumnos como profesores le admiraban y apreciaban por sus consejos profesionales.
En el plano familiar, casó en 1952 con Josefa Vallejo López, hija de Miguel Vallejo Vicente, compadre de Pedro Navia pues éste le había apadrinado una de sus hijas. Miguel Vallejo, y sobre todo su hermano Juan, eran unos albañiles trianeros muy populares en aquella época. Manuel y Josefa se conocieron nada más entrar el joven pintor en la fábrica de cerámica, tenía 18 años y ella 17, y trabajaba como costurera en una casa frente a la misma. Del matrimonio nacieron tres hijas: Dolores, Mercedes y Manuela.
En el periodo 1961-1971 la familia vivió en Triana, al final de la calle Pagés del Corro, zona cercana a la actual plaza de Alfonso Jaramillo, donde obtuvieron vivienda algunos de los trabajadores de la fábrica de Pedro Navia. Posteriormente se mudarían a otra zona de Triana, a la calle Virgen de Fátima número 20, donde pintó sus últimas obras. Falleció en Sevilla, el 24 de enero de 2009.
Fuente: Datos recopilados por Martín Carlos Palomo García a partir de la información y fotografías facilitados por las hijas del ceramista: Dolores, Mercedes, y Manuela García Vallejo (junio de 2016), así como datos ofrecidos por el ceramista Alfonso Orce Villar a Martín Carlos Palomo García, en diciembre 2009, pues le conoció personalmente en su etapa en la fábrica de Pedro Navia.
