Morilla Galea, Antonio

Nace en Sevilla el 10 de Octubre de 1910 en la casa familiar de calle Recaredo 46‑48, en el seno de una familia modesta. Tercero de cuatro hijos, desde pequeño mostró unas dotes especiales para el dibujo, pasando horas y horas pintando en el suelo y aceras con tiza, sobre todo carros y mulas, ya que su padre era carrero (dedicados al transporte de mercancías). Sus primeros estudios los realiza en el Colegio de calle Júpiter, para pronto ingresar en los Escolapios.

A los 12 años, su primo Francisco Morilla Serrano (nacido en 1894, dieciséis años mayor que él), pintor de cerámica y encargado de la Fábrica Mensaque Rodríguez le propone ingresar como aprendiz en dicha empresa, aún con sede en calle San Jacinto 93 (poco después se terminarían las nuevas instalaciones de la calle Evangelista). Es así como toma contacto con este fascinante mundo, ayudando a pintar a otro primo allí empleado, Manuel Morilla, que se encontraba realizando las cúpulas de las torres de la Plaza de España. Una enfermedad de éste le obligó a hacerse cargo de la finalización del trabajo, lo que sin duda fue su prueba de fuego como pintor ceramista.

Paralelamente asiste a la Escuela de Artes y Oficios en la Plaza del Museo, donde en horario nocturno asiste desde 1922 a 1929, teniendo como profesores a D. Andrés Cánovas, D. José María Labrador y D. José Rico Cejudo. Incluso Gonzalo Bilbao llegó a corregirle algunos dibujos ‑no a darle clase de dibujo natural‑ ante su prematura marcha de la Escuela, contrariado por ciertos favoritismos a la hora de calificar.

La Guerra Civil española no perturba la carrera artística de Morilla, pues fue declarado “útil para servicios auxiliares” por un pequeño defecto en la pierna, no abandonando su trabajo en la fábrica, lo cual le proporcionó un amplio dominio de la técnica. En 1942 casa con Dña. Carmen Navarro, de cuyo matrimonio nació un hijo varón, Antonio.

En 1943 decide abandonar Mensaque Rodríguez y Cía., uniéndose a su primo Francisco Morilla Serrano y otro empleado, Manuel Navarro, que establecería taller propio con el nombre de Fábrica de Cerámica El Carmen, en calle Alfarería 17 con entrada también por Antillano Campos 22, en el corazón alfarero de Triana. La denominación de El Carmen obedecía a que las esposas de ambos primos se llamaban Carmen. La producción de ésta época estriba fundamentalmente en azulejos de imágenes religiosas. Sin embargo, el taller tuvo corta vida, cerrando sus puertas en 1952. Francisco Morilla Serrano siguió pintando desde su domicilio en la calle Constancia firmando algunas obras como “Artesanía El Carmen” hasta finales de los años sesenta y Antonio Morilla atendió sus encargos desde su domicilio de la calle Miño número 7, segundo izquierda hasta finales de los setenta, bien de particulares y hermandades o de fábricas y talleres (Santa Ana y Pedro Navia principalmente). En cualquier caso, tenía que recurrir a ellas para la cocción de las piezas por no tener horno, decantándose por los de Cerámica Santa Ana, debido a la maestría en el manejo de la mufla de su compañero Antonio Kiernam.

Tras su salida de Cerámica El Carmen se especializó en el aguarrás, técnica que muy posiblemente aprendió asistiendo hacia 1950 al taller de Enrique Orce en la calle Juan Cotarelo, como lo demuestra un retablo de la Soledad de San Buenaventura que siendo propiedad original de Fernando Murillo desde 2010 preside el salón de untas de esta hermandad del Viernes Santo, catalogado por nosotros en unión de Alfonso Orce Villar.

En este periodo de tiempo que va desde 1952 hasta 1975 en que se jubila (escasas obras ejecuta después) produce sus mejores retablos, sobre todo para las cofradías. En 1968 le otorgan el primer premio en el Concurso Exposición Provincial de Artesanía de Sevilla, por un Jesús del Gran Poder. En 1969, a propuesta de la Obra Nacional de Artesanía y por S.E. el Jefe del Estado le es otorgado el título de Artesano Distinguido, junto con las bordadoras Hermanas Martín Cruz. Tras su jubilación, ingresa junto con su esposa en la Residencia de Heliópolis, para la cual ejecuta en 1983 una reproducción al óleo de la Purísima de Aranjuez, de Murillo, que preside el hall del centro y fue bendecida por el arzobispo de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo el 16 de noviembre de ese año.

Hombre de trato exquisito y culto, modesto en demasía, nunca quiso llamar la atención. Mantuvo relación con pocos ceramistas, y siempre fue admirador de Juan Oliver. Su técnica, casi exclusivamente al aguarrás, dota a sus retablos de un acabado perfecto, de una impresión fotográfica. Por otro lado sus fondos, destacables por lo original, abandonando los adamascados e inclinándose por paisajes sugerentes o bien monocromos (principalmente de fondo negro).

Si bien en un principio se dio a conocer por sus magníficas reproducciones en azulejos de la Esperanza de Triana, es en los años sesenta cuando realiza varias obras para la Hermandad de la Macarena. La representaba con tal realismo, que me contó la anécdota que le ocurrió cuando llevó el retablo de la Virgen a las Hermanas de la Cruz para ser colocado en el zaguán del convento. Lo dispuso en el suelo, y parecía tan real, que una de las hermanas, visiblemente emocionada, quiso arrodillarse y besar la imagen, con el peligro de haber roto una pieza. Es por ello que Morilla profesó una especial devoción a la Macarena, al igual que un gran cariño por las cofradías de Sevilla, pero nunca perteneció a ninguna. Otra anécdota que me relató personalmente ocurrió el día que llevaba en el autobús el escudo de remate del retablo de las imágenes titulares de la Hermandad del Museo, e involuntariamente se lo dejaron caer al suelo y tuvo que repetirlo.

Uno de los días más tristes de su vida lo constituyó sin duda el que perdió a su hijo en accidente, justo tras ser colocado el retablo que pintó de la Soledad de San Lorenzo en el Cementerio. Así lo quiso Dios. En marzo de 1992 enviudó, quedando solo en su habitación 122 de la Residencia de Heliópolis, hasta su fallecimiento el 14 de mayo del año 2000.

Fuente: Entrevista personal con el ceramista realizada por Martín Carlos Palomo García, ceramófilo sevillano, en el mes de septiembre de 1990.

Fotografías: Martín Carlos Palomo García y archivo familiar

Talleres

  • Mensaque Rodríguez y Compañía. Fábrica desde 1922 hasta 1943
  • El Carmen. Fábrica desde 1943 hasta 1952