Pintor ceramista cuya actividad artística ocupó principalmente las seis primeras décadas del siglo XX, no obteniendo datos biográficos concretos sobre él con detalle hasta el mes de junio de 2008, en el que acompañados del colaborador de esta página Alfonso García García hemos entrevistado a José Ramón Morilla Aceijas, nieto del ceramista, quien nos ha ilustrado con profusión de datos y fotografías sobre la figura de su abuelo. Por otro lado, también debe servir conocer estos datos biográficos para esclarecer y situar en sus justos términos la relación familiar y profesional entre Francisco Morilla Serrano y su primo Antonio Morilla Galea, otro gran ceramista, dieciséis años menor que él, dato fundamental para valorar muchas de las informaciones que sobre la trayectoria profesional de ambos se han publicado.
Francisco Morilla Serrano nace en 1894 en Villamartín (Cádiz), compartiendo sus primeros años de vida su residencia con el cercano pueblo de Algodonales. Siendo adolescente, se traslada a Sevilla con sus padres, a una casa en calle Recaredo 46-48, la misma donde en 1910 nacería su primo Antonio Morilla Galea. El negocio familiar era el transporte, entonces en carros o bateas (“carreros”), pero al parecer Francisco tenía otras metas y alrededor de 1920 empieza a trabajar para la firma Mensaque Rodríguez y Cía, primero en la calle San Jacinto 93 y de inmediato en las nuevas instalaciones en la trianera calle Evangelista, donde se consagra como pintor ceramista. Construye casa propia aledaña a las nuevas instalaciones de la citada fábrica en calle Constancia 17 (actual 15), contrayendo matrimonio en 1924 con doña Carmen Casado Luna. Tan cercana estaba su casa con la fábrica que a veces, sobre todo en caso de riadas, tan sólo tenía que saltar la tapia posterior para entrar a trabajar.
Fue Francisco Morilla quién llevó a su joven primo Antonio Morilla Galea (nacido en 1910) a ingresar en 1922 en Mensaque Rodríguez, iniciándole en los secretos de la cerámica, pues las dotes artísticas ya eran innatas en él. Así pues, debemos considerar que cuando iniciada la década de 1940 los Morilla deciden independizarse de la fábrica para establecerse por cuenta propia como Cerámica El Carmen o Fábrica El Carmen, que en realidad era un taller con varios pintores, esta iniciativa corrió a cargo del mayor de ellos, osea, Francisco Morilla.
En relación a la denominación de “El Carmen”, se ha escrito que obedecía al nombre de la esposa de Antonio Morilla Galea, Carmen Navarro, pero resulta que la mujer de Francisco Morilla Serrano también se llamaba Carmen. Hacia 1953 desaparece como tal “Cerámica El Carmen”, ambos primos toman caminos distintos, optando Francisco Morilla Serrano por seguir pintando desde su domicilio en calle Constancia (vemos algunas piezas de esta época firmadas como “Artesanía El Carmen”), alguna colaboración esporádica con la firma Ramos Rejano, cumpliendo encargos hasta finales de la década de 1960. Incluso algunos trabajos de gran envergadura eran cocidos en las muflas de Mensaque Rodríguez, firma con la que siempre mantuvo buenas relaciones.
De su matrimonio nacieron tres hijos, Francisco, José y Juan Luis Morilla Casado, de los cuales sólo el primero de ellos trabajó algunos años de su juventud en Mensaque Rodríguez y Cía pero no como pintor ceramista, sino en la elaboración de colores, dedicándose más tarde al transporte.
Nuestro protagonista estuvo muy relacionado con la comunidad salesiana, siendo muy devoto de María Auxiliadora, habiendo pintado numerosos retablos de esta advocación para ser colocados en Colegios no sólo de España sino de Hispanoamérica. Por testimonio de su nieto, quien nos facilita todos estos datos, sabemos que fue el autor en 1954 del retablo de María Auxiliadora que remataba el arco de entrada al Santuario y Colegio Salesiano de la Trinidad en Sevilla (sustituido por deterioro en 1989 por otro idéntico de Antonio Hermosilla). Por su firma en los platos de cerámica con los retratos de los distintos directores del Colegio Salesiano de Triana que pintó a lo largo de más de veinte años, hemos podido esclarecer como a medida que iban pasando las décadas de 1940 a 1960 su firma cambiaba desde Cerámica El Carmen en calle Alfarería 17 hasta Artesanía El Carmen en calle Constancia, a partir de los años cincuenta. También ejecutó muchos retablos de la Esperanza de Triana y de la Esperanza Macarena, así como muchos de los que llevaban la firma de “El Carmen” pero en los que no aparecía la firma del pintor. Igualmente tocó el modelado de piezas en relieve, siendo característicos unos pequeños retablos de una sola pieza con todos sus elementos (tejaroz, hornacina, columnas, repisas, ménsulas, etc).
Finalmente, tras toda su vida dedicado a pintar azulejos, falleció en Sevilla, el 12 de noviembre de 1971, a los setenta y siete años de edad.
Fuente: Entrevista a José Ramón Morilla Aceijas, nieto del ceramista, en junio de 2008, a cargo de Martín Carlos Palomo García.