Orce Mármol, Enrique

El estudio más importante realizado sobre la vida y la obra de este importante ceramista sevillano lo constituye la tesis doctoral leída en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla el 27 de Septiembre de 1994, por su nieto, el licenciado en Bellas Artes y ceramista Alfonso Carlos Orce Villar, con el título de “Enrique Orce: El auge de la cerámica sevillana”. Tuve la ocasión de asistir a su exposición y comprobar personalmente el completo estudio, por lo que a ella acudimos para realizar la presente semblanza biográfica y a ella remitimos a los que quieran ampliar sus conocimientos sobre él.

Enrique Orce Mármol nació en Sevilla, en la calle Peral, el 12 de Octubre de 1885, hijo primogénito de Pablo Orce Ruiz, natural del Puerto de Santa María (Cádiz) y de Carmen Mármol Raya, natural de Puebla de Cazalla (Sevilla); tuvo dos hermanos, Rafael y Milagros.

Su padre, de profesión escultor, enfocada al estucado de edificios, entendiéndose el término como una profesión especializada y cualificada en aquella época en la recuperación de antiguos edificios, fue quien le introdujo el gusto por las Artes. Estudió en el desaparecido colegio salesiano de San Benito, en la calle Calatrava, cercano a su domicilio. Posteriormente estudió en el Instituto General y Técnico, actual Instituto San Isidoro, sito en la calle Amor de Dios.

No obstante, sus primeras lecciones artísticas las recibe de Gonzalo Bilbao, Virgilio Mattoni, José Gestoso y José Tova Villalva en la sección de Bellas Artes de la escuela Superior de Artes e Industrias y Bellas Artes, en la que ingresó en 1897, con doce años, donde permanece hasta 1909 al menos, según cita Cascales, aunque existen pruebas de haber obtenido premios en su participación en la Exposición Nacional de Artes Decorativas e Industrias Artísticas en el curso 1912/1913, con obras en cerámica. De todo el profesorado, D. José Tova Villalva fue el que más le influyó para que se decantara por esta rama de expresión artística.

Un año más tarde, con veintinueve años, contrae primeras nupcias con Dña. Santos González Campos, natural de Cañete la real (Málaga) de cuyo matrimonio nacieron seis hijos: Enrique, Alfonso, Rafael, Antonio, Santos y Mercedes Orce González, de los cuales Santos fallecería a muy temprana edad. En este periodo de 1915 a 1917 se dedica a la docencia como profesor Ayudante Meritorio de la Escuela de Artes e Industrias de Sevilla y como Ayudante Gratuito de Dibujo.

A partir de 1917 se abre en su vida un periodo a caballo entre Sevilla y Talavera, que duraría hasta 1920. José Cascales fija en este año su entrada en la Fábrica de Cerámica de Ramos Rejano, y que desde esta colocación realizó varios viajes de estudio a los alfares de Talavera de la Reina, Valencia, Manises, Castellón y Segovia. Hay constancia de que su segundo hijo, Alfonso, nace en Talavera de la Reina, el 17 de mayo de 1917, cuyos padrinos fueron los ceramistas talaveranos Alfonso de Santos y Juan Ruiz de Luna, ya que desarrolló su actividad como pintor ceramista junto a Juan Ruiz de Luna Rojas en su alfar de Nuestra Señora del Prado, aunque posteriormente fundó su propia fábrica en la Cuesta de las Herrerías junto con Alfonso de Santos, llamada Nuestra Señora del Pilar, obviamente de vida efímera. A este periodo pertenecen los murales con motivos taurinos en azul y blanco para el tablao “Los Gabrieles” y los de Villa Rosa en la capital madrileña. En estos tres años que transcurren hasta 1920, pasó algunas temporadas en Sevilla simultaneando con Talavera, de ahí que existen algunas obras firmadas en Ramos Rejano en este periodo.

A principios de 1920 Orce regresa definitivamente a Sevilla, retomando su labor en Ramos Rejano, en esta ocasión como Director Artístico, asumiendo los postulados del Segundo Regionalismo, movimiento de claro carácter neobarroco, en contraposición con el Primer Regionalismo, de carácter neomudéjar, que se dio por amortizado en 1917 en el VII Congreso Nacional de Arquitectos celebrado en Sevilla. Coincide este periodo con la gran demanda de trabajo por la preparación y desarrollo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Orce contó con la plena confianza y apoyo de D. Manuel Ramos Rejano para desarrollar su capacidad artística, aunque por poco tiempo, pues éste fallecería en 1922. No es que fuera su maestro, pero sí su mentor y mecenas, ya que el verdadero maestro artístico de Orce fue D. José Tova Villalva, que fallecería en 1923.

Un aspecto muy interesante a tener en cuenta en la vida de Enrique Orce son los estrechos vínculos que mantuvo con la Comunidad Capuchina de Andalucía, a través de la amistad que desarrolló con el Padre Juan Bautista de Ardales, amistad que surge a través de su cuñado el Rvdo. P. Capuchino Fray Ángel María de Cañete, hermano de su esposa Dña. Santos. Esta relación tuvo dos vertientes. Por un lado el Padre Ardales se convierte en su Director Espiritual y por otro una buena parte de su obra artística fue destinada a los conventos andaluces de dicha orden. En 1921 le es encargado el retablo cerámico de la Divina Pastora de las Almas que preside el Convento Sevillano, seguida del retablo cerámico de su Coronación, en la que incluyo el retrato de Manuel Ramos Rejano y el suyo propio entre el público asistente representado. La vinculación con la Orden Capuchina ha sido mantenida por su nieto, el también ceramista Alfonso Carlos Orce Villar, hijo de Alfonso Orce González.

A partir de 1925 no consta ninguna obra firmada por Orce en Ramos Rejano, lo que puede entenderse como un desligamiento de este alfar tras el fallecimiento de D. Manuel en 1922, a la vez que se observa un paulatino acercamiento a la Fca. de la Vda. de Tova Villalva, Dña. Ana Clavero, que andaba huérfana de dirección tras la muerte el 3 de junio de 1923 del que fuera su maestro. En 1926 ya firma el banco de Almería para la Plaza de España en la fábrica de Tova Villalva, lo que supuso el final de su periodo en la entonces denominada Fca. de Hijos de Ramos Rejano.

En Tova Villalva, cuyas instalaciones estaban en la calle Líctores, en el barrio de la Calzada, estuvo desde mediados de los años veinte hasta la extinción de la industria en la postguerra, un periodo lo suficientemente largo como para poder desarrollar con libertad su expresión artística en el estilo neobarroco, auxiliado por un nutrido grupo de pintores ceramistas y escultores como fueron Enrique Noriega, Pedro Salas, Antonio Ruiz González (sobrino del artista) y su hijo Alfonso, que se ocupaba fundamentalmente de la cocción de las piezas y de la preparación de los colores. El torno de alfarería estaba a cargo de Miguel Rodríguez y como vaciador Manuel Castillo, hijo del célebre imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci. A esta etapa pertenecen un conjunto de numerosos bancos para la Plaza de España, los paneles cerámicos del resto de dicha Plaza, gran parte de la decoración del Hotel Alfonso XIII y del edificio del Coliseo España.

Tras el cierre de Tova, se dedica de pleno a su taller en el bajo de su casa en la calle Juan Cotarelo núm. 11, en el barrio de Triana, luego llamada Condes de Bustillo, donde además tenía fijada su residencia familiar, tras varios años de viudedad se casó en segundas nupcias con Dña. Eloisa Guerrero Jiménez, de cuyo matrimonio nacieron Fernando, Carmen, Eloisa, Pablo y Encarnación. Solo Fernando Orce Guerrero (n. 1932) seguiría los pasos del padre.

Tuvo una extensa obra, con innovaciones personales y una técnica exigente. Sus realizaciones incorporan toda la pureza de la pintura al rasgo singular de la cerámica, siendo uno de los primeros en utilizar la técnica del aguarrás en la cerámica, ejecutando en esta década de 1930 diversas escenas costumbristas de estilo hiperrealista, a las que aplicó su técnica del “plumeado”. Plasmó también su arte en óleos y en acuarelas. Incluso con un grupo de amigos editó un semanario llamado “Don Basilio”.

También, a final de la década de 1930, desarrolló la faceta de escultor, realizando entre otras obras el Nazareno de Paradas (1938), la Virgen del Carmen de Moguer (1938) y la de María Auxiliadora sedente para los Salesianos de Triana (1944).

Además de atender a su taller de cerámica, ejerció la docencia en el Colegio Marista cuando tenía su sede en la calle Jesús del Gran Poder, donde impartía dibujo lineal y artístico, para el que realizó un mural del Beato Marcelino Champagnat en 1938 rodeado de alumnos que hoy se conserva en el patio de su actual Colegio en Triana. En 1946 consigue por oposición la plaza de profesor auxiliar de dibujo en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza San Isidoro de Sevilla.

La década de los cuarenta fue la más tranquila de su actividad, pues quizás influenciado por una dolencia estomacal frecuentó por temporadas las localidades de Lanjarón (Granada) y Sanlúcar de Barrameda.

En Octubre de 1948, con el apoyo de su amigo Enrique Piñal, celebró una exposición antológica en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Sevilla, sita en la calle Rioja. La mayoría de las obras presentadas eran cuadros en cerámica, destacando el titulado «Gitanas canastilleras», galardonado con primera medalla y premio de honor en la Exposición Internacional de Lieja de 1930, así como otros con escenas costumbristas y de tipos populares.

Enrique Piñal de Castilla y Márquez, que además era entonces Hermano Mayor de la Soledad de San Buenaventura, le encargó uno de los mejores retablos cerámicos colocado por una cofradía sevillana en la fachada de su sede, en la calle Carlos Cañal. Sintetiza lo mejor de su obra artística, tanto en cerámica como en escultura, siendo bendecido en abril de 1952, pocos meses antes de su óbito.

Enrique Orce murió repentinamente tras una breve enfermedad en su casa de la calle Juan Cotarelo, el 25 de Julio de 1952, festividad de Santiago Apóstol, vísperas de Santa Ana, cuando el barrio de Triana celebraba su popular Velá de Santa Ana. La noticia corrió deprisa por la ciudad, que veía desaparecer a uno de sus artistas más prolíficos y notables.

Fuente: recopilado y extractado por Martín Carlos Palomo García, de la Tesis doctoral escrita por su nieto, Alfonso Carlos Orce Villar, en 1994, con el título de “Enrique Orce: el auge de la Cerámica Sevillana”.

Talleres

  • Ramos Rejano, Fábrica