Pintor ceramista nacido en Constantina (Sevilla) el 2 de Marzo de 1955. Ya desde el colegio, en su pueblo, demostró una gran habilidad para el dibujo y la pintura. Cuando contaba trece años su familia traslada el domicilio a zonas más urbanas, debido a que su padre era profesional de la conducción. Ávila, Córdoba, Lora del Río, Las Cabezas de San Juan, Utrera y finalmente Sevilla serán las localidades de residencia de este joven artista, que terminó sus estudios en los Colegios San Juan Bosco y de los Escolapios.
Sus primeros trabajos de tipo artístico consistieron en la pintura de óleos para casas de venta de muebles y decoración. En 1971 tiene conocimiento por un anuncio en prensa que la recién creada empresa Ceramibérica precisa empleados para pintar cerámica. Tras realizar una prueba ingresa en la plantilla, teniendo como maestro a Antonio Caro Parra, su director artístico, en el conocimiento de la pintura cerámica. Seguidamente ocupó una plaza de monitor en la Escuela Taller de la Corchuela, gracias a la relación que mantuvo con el industrial Antonio Gimena Anaya de su primera etapa en Ceramibérica, que incluso le encomendó la reproducción de los paneles de azulejos del claustro del Convento de la Encarnación de Osuna, del siglo XVIII. Para ello tuvo que estar tres meses en dicha localidad sevillana.
Tras el cierre del taller de la Corchuela y el servicio militar siguió trabajando con Antonio Gimena en el taller que montó con el nombre de Cerámica El Pino, junto con algunos alumnos de la Corchuela, como Juan Aragón y Cristóbal Fernández, que más tarde montarían el taller de la calle Águilas. Incluso colaboró en estos años en los stands de la Feria de Muestras que se celebraba en los alrededores del casino de la Exposición.
Paralelamente, y siguiendo la tradición familiar de profesionales del volante, Eduardo obtuvo los permisos de conducción que le permitieron ingresar en la Empresa de Transportes Urbanos de Sevilla (TUSSAM), donde fue conductor once años, y más tarde en la empresa de autobuses y camiones IVECO. Pero nunca abandonó la cerámica, pues en sus ratos libres asistió al taller del orfebre Antonio Santos Rodríguez-Campanario, en el Polígono Store de Sevilla, que mantenía la producción de cerámica tras el cierre de Cerámica Pedro Navia en Triana. Allí conoció entre otros, al pintor ceramista Manuel García Rodríguez y a Claudio Sabariego padre. Otra colaboración en pintura cerámica de ésta época la mantuvo con Francisco Toscano Benítez, a quien conocía de Ceramibérica, que se hizo cargo de una de las restauraciones efectuadas en la Plaza de España en los años 1980.
Una nueva etapa de Eduardo Reina, ya en la década de 1990, aunque sin abandonar sus trabajos en Artesanía Santos, se abriría con su colaboración para la empresa Alguadalagil, en Alcalá de Guadaira (Sevilla), que se dedicó a la producción de cerámica artística, para la que diseñó motivos para murales, platos, fuentes y macetones que conformaron su catálogo. Este trabajo, sobrevenido por su relación con Rafael Castaño, que también estuvo en Artesanía Antonio Santos, le serviría a partir de 2008 para colaborar con Cefoarte, otra empresa de fabricación de objetos de cerámica y cerrajería artística radicada en Alcalá de Guadaira. En ésta ha decorado la mayor parte de las balaustradas de la ría de la Plaza de España, en la última restauración integral finalizada en octubre de 2010.
Como autor de retablos cerámicos, destacaremos el pintado en el año 1996 para ser colocado sobre el rótulo de la calle Virgen de Robledo en el sevillano barrio de Los Remedios. La Virgen de Robledo es la Patrona de Constantina, su pueblo natal, por lo que los paisanos residentes en la capital pensaron que quién mejor que Eduardo Reina podría pintarlo. Además, fue bendecido por el canónigo por el canónigo de la Santa Iglesia Catedral Francisco Ortiz Gómez, también natural de Constantina y compañero suyo de colegio en su infancia. Otro muy destacado, esta vez dedicado a la Virgen del Rocío, fue el que se rifó a la puerta de su Ermita en la Aldea, en 1994.
Entre sus últimos retablos cerámicos, citaremos el dedicado al Santísimo Cristo del Amor, titular de la Hermandad de la Amargura, de Alcalá de Guadaíra, en la fachada de la Parroquia de San Sebastián, inaugurado y bendecido por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo en Enero de 2011.
En sus últimos años de actividad artística realizó trabajos por encargo a particulares, hermandades e iglesias.
Fuente: entrevista con el ceramista a cargo de Martín Carlos Palomo García. Octubre 2011