Descripción
La iglesia de Nuestra Señora Santa Ana es una de las más antiguas de Sevilla, siendo considerada la catedral de Triana. Comenzó a edificarse en 1266, a instancias del Rey Alfonso X el Sabio, en agradecimiento por la curación de una dolencia ocular tras encomendarse a la madre de la Virgen María. El notable edificio religioso fue reedificado parcialmente en la segunda mitad del XIV, ampliado en el siglo XV y XVI, y remodelado tras el terremoto de 1755 (1756-1780). Consta de tres amplias naves, en cuyos muros laterales existen diversas capillas y altares, pertenecientes a diferentes épocas, la mayoría de ellas decoradas con profusión de cerámica, tanto en muros como en frentes de altar, cuya antigüedad abarca desde principios del siglo XVI hasta el presente siglo XXI. Sin duda la obra de azulejería más importante es la Lauda sepulcral de Iñigo López, obra de 1503 firmada por el ceramista italiano Niculoso Francisco Pisano, que tuvo su taller muy cerca de este templo.