Bibliografía

Asencio, José María. Arqueología. Cerámica de Triana. Sepulcro notable.

Gestoso Pérez, José. Historia de los Barros Vidriados de Sevilla. (págs. 206-208).

García Lorenzo, Cristina. Pizarro García, José Ramón. La Lauda sepulcral de Íñigo López de Niculoso Francisco Pisano de la Parroquia de Santa Ana de Sevilla. Sevilla 2016 (VER)

Rodríguez Babío, Amparo. (2016). Santa Ana de Triana. Aparato histórico-artístico. Sevilla. Fundación Cajasol.

Más datos

La Lauda Sepulcral de Íñigo López, obra más antigua de Niculoso Pisano que ha llegado hasta nosotros, se encuentra en la nave de la Epístola de la Real Parroquia de Señora Santa Ana de Triana, Sevilla. Su fecha de realización aparece reseñada en el ángulo superior derecho del paño principal: «EN EL AGNO/DEL MIL/CCCCCIII», es decir, 1503, y su autoría queda definida en dos de los azulejos del paño central, donde aparece la firma «Niculoso Francisco/Italiano Me fecit».
En ella se representa la figura yacente de un personaje masculino, de mediana edad vestido con loba ocre verdosa y cubierto con un bonete de color azul oscuro, con el cabello cortado a la moda de la época. Dos aberturas laterales de la prenda con botones verdes, dejan asomar los brazos, con mangas moradas, y las manos que se cruzan en el pecho sobre una sencilla cruz. Lleva medias verdes y zapatos negros, descansando la cabeza sobre un almohadón blanco con bordados de lacerías y borlones en los ángulos. La figura está rodeada por una magnífica cenefa de motivos vegetales, tal vez cardinas, en todo su perímetro.
El individuo representado es Íñigo López según consta en la inscripción de la parte superior, «ESTA.FIGURA.ISEPULTURA.ES.DEINIGO.LOPES. xxxxxx». La falta de datos documentales y el hecho de que la última palabra que completa la inscripción se encuentre picada desde antiguo, han propiciado un halo de misterio alrededor del personaje y numerosas leyendas que incluso hoy día permanecen vivas en el barrio de Triana, donde se le sigue conociendo como “el negro”. En alguna de estas leyendas tuvo su origen la costumbre popular femenina de golpear su rostro con el zapato en una especie de ritual propiciatorio en la búsqueda de pareja, llegando a nuestros días en estado lamentable.
La lauda, que permaneció oculta tras un retablo dedicado a Santa Cecilia hasta los años cuarenta del siglo XIX, está compuesta por 32 azulejos de 18,5 x 18,5 cm. dispuestos en 4 hiladas de 8 azulejos cada una con una dimensión total de 148 cm de largo por 74 cm. de alto. Se remata a ambos lados con guardillas de cadenetas, y azulejos realizados con técnica de arista de motivos geométricos y vegetales. El panel completo con todas sus piezas tiene una dimensión de 266 cm. de longitud por 95 cm. de altura.
La paleta de colores discurre desde las tonalidades verdes a base de óxido de cromo, más saturado en pequeñas zonas, al color azul, óxido de cobalto, que predomina en el fondo, matices de ocres en los ropajes, amarillos de antimonio en el cabello y adornos del almohadón, y negro de manganeso para perfiles y textos.
Sometida a un largo proceso de restauración y conservación durante el verano de 2016 por los restauradores José Ramón Pizarro, Cristina García y Carmen Riego con el patrocinio de la Real Maestranza de Caballería, actualmente se la puede contemplar recuperada en todo su esplendor y debidamente protegida. (José Ramón Pizarro)

Conjunto

Sevilla. Iglesia de Santa Ana