Bibliografía

RUBIO CELADA, A. (2004) De la tradición a la modernidad: los Zuloaga ceramistas. Madrid. nº 30, pp. 57, 249, 311, 491; Tesis doctoral. Universidad Complutense
RUBIO CELADA, A. (2007) Los Zuloaga. Artistas de la cerámica, 2007, p. 204, ficha 30

Más datos

Catalogación: Abraham Rubio Celada y Mª Cristina Giménez Raurell

Esta bastonera de aspecto esbelto y alegres colores está ubicada en un espacio de bienvenida del palacio de los marqueses: el Recibimiento de Invierno, bajo el reloj de cuco de la marquesa de Villa-Huerta y junto a la Capilla. Aquí se cree que podría haber estado dispuesta en vida de los marqueses, de acuerdo con la documentación gráfica disponible en el Museo. Se usaría para contener bastones, tan frecuentemente usados a finales del XIX, o, en alguna ocasión, para depositar paraguas, pues algunas fuentes la citan como paragüero. Se integra así muy acertadamente en la labor de recuperación de ambientes del Piso Entresuelo a la que el Museo está dedicando especial atención.

La diseñó y la hizo Daniel Zuloaga y Boneta (1852-1921), ceramista, fotógrafo, pintor y decorador madrileño, claramente comprometido con el Historicismo de fin del XIX. La pieza está firmada sobre la carena del frente con esmalte blanco estannífero: La Moncloa. 1888. D. Z.

Se hizo en la primera época de producción en la fábrica de la Moncloa (Madrid), cuando Daniel trabajaba junto con sus hermanos Guillermo y Germán. Este taller estuvo en activo hasta 1893. Es una obra muy representativa de la serie neorrenacentista, de clara inspiración en las decoraciones grecolatinas clásicas.

El modelo está inspirado en los botes de farmacia del siglo de oro español, pero reinterpretándolo a mayor tamaño. Se trata de un portabastones cilíndrico con leve exvasamiento en la parte inferior y superior del cuerpo. El pie apoya en un soporte de latón dorado y la boca es también cilíndrica, de inferior diámetro que el cuerpo. En el interior de ésta se dispone un refuerzo de metal que evita que los bastones o paraguas apoyen directamente en la pieza cerámica.

Sobre un intenso fondo naranja de arcilla ferruginosa cubierta con barniz transparente, destacan, en el frente, motivos decorativos vegetales en blancos, amarillos, azules y verdes, y perfiles en negro de manganeso. La parte trasera y los laterales carecen de decoración. El tema principal consiste en una pareja de grifos dispuestos simétricamente en torno a un eje central, lo que nos remite al candelieri: hojas, flores y molduras de clara inspiración clasicista se presentan a ambos lados con ritmo armónico y equilibrado. Los motivos decorativos del pie y de la boca son muy sencillos: rombos, círculos, gotas y tornapuntas en tonos blancos y azules.

Él, sus hermanos, sus hijos y su sobrino, el pintor Ignacio, fueron pioneros también en la reivindicación de El Greco, dejando que su influencia se viera de manera manifiesta en muchas de sus obras y contagiando este espíritu a otros talleres de cerámica españoles. El Museo Zuloaga, instalado en la iglesia románica de San Juan de los Caballeros (Segovia), donde Daniel y sus hijos tuvieron su taller en la primera mitad del siglo XX, conserva una completa colección de piezas de la familia.