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Es una de las pilas conocidas como “pilas verdes” salidas de los alfares de Triana y de las que solo se han conservado muy pocos ejemplares.
Bien conservada. Restaurada. Se expone en el Museo de Arte Sacro de la parroquia. No tiene en la actualidad uso litúrgico.
Vidriada con esmalte verde, tanto en el interior como en el exterior. Decoración exterior en la copa a base de pequeñas piezas añadidas y pegadas con barbotina, realizadas a molde con simbología religiosa relacionada con el bautismo. La decoración se concentra en la franja cercana al borde formando una cenefa. Los motivos decorativos realizados en altorrelieve están vinculados a la iconografía cristiana con cabecitas de niño y a la iconografía mudéjar, con piñas, cabezas de leones y caracolas. Sobre el borde se colocan pequeñas cabezas de toros que se alternan con otro motivo decorativo mal conservado; inmediatamente después, en la primera parte de la copa, bajo el cincho metálico de protección, se colocan una serie de pequeñas cabezas de niños.
En el inventario realizado por el Canónigo Contramaestre Juan Vivas, el 11 de diciembre de 1537, se dice “Item una pila de baptismo que es vidriada en verde” (Libro Viejo. fol.7, vto.). La describe y hace notar que llevaba mucho tiempo “hendida” y por lo tanto habría que poner remedio.
Según mantiene Hernández Perera, comentando la tesis de su alumna María Teresa Ojeda Guerra, "la pila de Gáldar, puesto que fue traída por los conquistadores (Pedro de Vera), podría datarse alrededor de 1485, año definitivo de la anexión de Gran Canaria a Castilla…”. (“Las primeras pilas bautismales canarias”. Almogaren, nº 9. 1992. Pag.191-212). En ella se bautizó a buena parte de la población indígena, cambiando sus nombres por otros europeos.
Gestoso habla de la pila de Gáldar en su Historia de los Barros Vidriados Sevillanos de 1904, pero la confunde situándola en Arucas. (Pag.139). En ella se hace eco de una carta de su amigo Sr. Rodríguez Moreno.
Están registrados los dos primeros individuos en recibir las aguas bautismales, en 1506. Se llamaban Mateo Bastián y Catalina.