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Azulejo nazarí de cara vidriada con estaño y fondo general blanco lechoso sobre el que se destaca la decoración. El dibujo de ésta lo forman en su casi totalidad una serie de roleos, que a lo ancho se disponen en cuatro hileras, y se forman con tallos finos enroscados de los que nacen anchas hojas de tipo granadino esquemático sobre un fondo de otras hojas más menudas y naturalistas como de clavellinas con las que alternan figuras de zancudas, florones y escudos de la banda escaqueados sobre el ataurique. El dibujo general está muy libremente resuelto, a mano alzada, sin arrepentimientos, siguiendo un replanteo simétrico estricto. La entonación general de él es dorada y hecha en dos tonos: uno más abundante amarillo claro y otro más intenso tirando a ocre cobrizo que perfila con línea seguida los contornos del dibujo. El ejemplar se completa en la parte alta y uno de sus costados largos con una estrecha bordura en oro del tono oscuro sobre el balanceo general del fondo, hecha con temas sencillos de los llamados «acicates».
Al parecer la pieza fue adquirida por un hermano del propietario en Jaén y trasladada posteriormente a Novelda, donde estuvo empotrada en la pared de una habitación, lugar donde la describe Camps Cazorla en su informe al director del Museo Arqueológico Nacional.
Recuerda por sus características al ejemplar denominado Fortuny, que se halla en el Instituto Valencia de Don Juan, aunque de inferior calidad.

Conjunto

Madrid. Museo Arqueológico Nacional