Bibliografía

Pleguezuelo Hernández, A. y Oliver Carlos, A. (2004). Zócalos y azulejos pintados de los siglos XVII y XVIII en Osuna. Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna. núm. 6, 2004, pp. 42-53. (VER)

Más datos

El zócalo de este patio se compone de temas de origen diverso. Aparecen en él sucesivamente la montería, una visión panorámica de la Alameda de Hércules sevillana, montería, una alegoría de los cinco sentidos, montería, el episodio bíblico de Sansón y Dalila, dos parejas de damas y caballeros, una alegoría de las cuatro estaciones, la comunidad de monjas mercedarias en su templo y de nuevo la montería.
Podemos decir que este zócalo es el más completo en cuanto a temas y tratamiento de los existentes en Osuna. En él se da una síntesis perfecta entre la interpretación de temas cultos y los creados por un taller de artesanos azulejeros que tal vez sea el más representativo y el de más calidad de cuantos existieron en la Sevilla del siglo XVIII.

Dada esta variedad temática se cataloga el zócalo atendiendo a la misma. En la visión panorámica de la Alameda de Hércules, por primera vez se aborda la representación de un paisaje urbano tomado del natural. La alameda representada gozaba en aquellos años del mejor momento de su historia: creada en 1574 por el Conde de Barajas para desecar el pantanoso espacio conocido por La Laguna, es remodelada y mejorada en 1764 por el asistente Larumbe, convirtiéndose en el paseo más frecuentado por la población sevillana del último tercio del s. XVIII.
El recinto se describe minuciosamente eligiendo una visión panorámica que abarque todo el paseo, desde las columnas de Hércules hasta las de los leones colocadas en cada extremo. Debido a ello, la escala de las figuras es bastante menor que las del resto del zócalo.
Entre las fuentes y los álamos, una multitud de figuras puebla animadamente toda la extensión; damas con abanicos y mantilla, carruajes, niños jugando con una cometa, caballeros, frailes o monjas se distribuyen por bancos o escuchan el animado concierto que unos músicos interpretan sobre un gracioso entarimado rococó, mozos con carretillas se acercan a las fuentes para recoger agua, e incluso aparece un edificio que por su situación podría ser el antiguo Colegio de las Becas, de donde salen clérigos dirigiéndose al paseo.
Para no entorpecer la visión se emplea el recurso de abatir los elementos sobre el plano vertical sin que se superpongan unos a otros. Esta composición tiene todo el lirismo e ingenuidad de las composiciones naif, que nos retienen la atención y nos sorprenden continuamente con el descubrimiento de un nuevo detalle anecdótico en el que no habíamos reparado anteriormente.

Conjunto

Osuna. Convento de la Encarnación (II). Zócalos