Bibliografía

Cómez Ramos, Rafael. (1993). La Iglesia de Santa Marina de Sevilla. Colección Arte Hispalense, 60. Diputación de Sevilla.

(2012). Informe técnico. Lápida de Pedro Mexía y azulejos medievales de la iglesia de Santa Marina. Sevilla. (VER)

Más datos

Corresponde este azulejo a un género que se fabricó en Sevilla en las décadas posteriores a ser tomada la ciudad por las tropas cristianas en 1248. Con azulejos de este tipo eran revestidos los enterramientos de los caballeros que ayudaron a Fernando III en su misión militar reconquistadora del Reino de Córdoba y Sevilla, de ahí que hayan aparecido tumbas de este tipo en la Mezquita cristianizada de la primera ciudad y en las naves del patio de los naranjos de la Catedral de la segunda. La tumba a la que este azulejo corresponde estaría revestida con múltiples azulejos como este, repetidos hasta cubrir el rectángulo completo de la sepultura, tal y como aún puede verse en las dos conservadas completas en Sevilla en el monasterio de San Clemente y en la Iglesia Colegial del Salvador respectivamente. (Alfonso Pleguezuelo Hernández).

Esta pieza queda conformada por un lobo que mira hacia el lado derecho orlado por castillos.

Descripción:

El paño de azulejos en cuestión fue originalmente una cubierta cerámica de tumba, o laude sepulcral, y fue hallada por el arquitecto Rafael Manzano Martos en 1964 (v. infra). Después de su restauración, la ubicó como frontal de un altar realizado bajo su dirección en la cabecera de la capilla donde fue encontrado. La ubicación primitiva se señala en el pavimento actual mediante cintas de aliceres verdes.
Siguiendo la descripción realizada por Cómez en “La Iglesia de Santa Marina de Sevilla” (col. Arte Hispalense 60, Diputación de Sevilla, 1993) (pp 47-48).

Decoración:

Cerámica vidriada en verde, blanco y manganeso. Los azulejos dispuestos en sentido vertical representan un lobo negro mirando hacia la derecha sobre fondo blanco mientras que aquellos que se hallan en sentido horizontal llevan el mismo animal orlado de pequeñas estrellas de muchas puntas”. Son sus medidas 86,5 cm. de alto por 195,0 cm. de ancho.
La que fuera laude funeraria viene formada por tres secciones rectangulares de cerámica vidriada en verde, blanco y manganeso, que “constituyen respectivamente una tupida red de estrellas de ocho puntas y aspas o sotueres orlada de azulejos en relieve del mismo tipo de los que aparecieron con el escudo del infante don Felipe, arzobispo electo de Sevilla (1249-1258), en la capilla de la Piedad de la misma iglesia en 1885. Estos azulejos, muy deteriorados la mayoría de ellos, forman seis cenefas que enmarcan y dividen a su vez, verticalmente, los tres paños de cerámica mencionados. Los azulejos dispuestos en sentido vertical representan un lobo negro mirando hacia la derecha sobre fondo blanco mientras que aquellos que se hallan en sentido horizontal llevan el mismo animal orlado de pequeñas estrellas de muchas puntas”.

Referencia historiográfica:

No existen por el momento estudios específicos que traten sobre esta laude. No obstante, encontramos referencias historiográficas que coinciden en asignarle una determinada antigüedad y, desde ahí, importancia en las artes cerámicas sevillanas.
La primera referencia tras su descubrimiento se produce en la reedición facsímil de “Sevilla en el siglo XIII”, de Antonio Ballesteros Beretta (Sevilla, 1978), concretamente en la página XXXII de la Introducción, firmada por Rafael Manzano Martos: "En la restauración que dirigí en 1964, al bajar a los niveles primitivos del pavimento, se descubrió y restauró una triple tumba cubierta con alicatado de cerámica vidriada, orlado por una faja de azulejos de relieve con leones (sic) enmarcados por cenefa de castillos, vidriados en verde, blanco y manganeso y de idéntico tipo que los del siglo XIII, procedentes de la misma iglesia de Santa Marina y del Patio de los Naranjos de la Catedral, publicados por Don Guillermo de Osma y hoy desaparecidos. Estos de Santa Marina, constituyen los más viejos restos de cerámica vidriada de Sevilla, y son obra indiscutible del siglo XIII".
Esta datación y valoración la apoya Cómez Ramos en la obra ya citada, “La Iglesia de Santa Marina de Sevilla”, en la que sostiene, que “por los mismos años (se refiere al período 1249-1258), debió levantarse la capilla sacramental según atestigua la triple tumba exhumada en su subsuelo durante la restauración realizada en 1964.” (p 34) Más adelante afirma: “Azulejos semejantes a estos se conservan en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla y han sido clasificados en la segunda mitad del siglo XIII.” (p 48). También A. Morales y A. Pleguezuelo (“El Arte Mudéjar”, Madrid, 2000; y éste también en “Azulejo Sevillano”, Sevilla 1989) aceptan esta fecha. Sólo B. Guillermo Duclós (“Carpintería de lo blanco en la arquitectura religiosa de Sevilla”, Sevilla, 1992) disiente al considerarlos obra del siglo XIV.
Sobre el posible origen, Cómez (o.c. p 34) señala que “el curioso enterramiento, ornamentado de cerámica vidriada en verde, blanco y manganeso, estaba integrado por azulejos en relieve del mismo tipo de los anteriores de la capilla de la Piedad y con escudos de Pedro Ruiz de Fenestrosa, uno de los doscientos caballeros de San Fernando, cuyas armas eran un lobo en campo blanco con orla de ocho estrellas de oro (Ortiz de Zúñiga, I, 152). Este caballero tuvo casas en esta collación que poseyó su descendiente doña María de Padilla, de cuya familia Hinestrosa (apellido derivado de Finestrosa) se sabe hubo capilla en la iglesia de Santa Marina”. Esta hipótesis la justifica y desarrolla en la página 48.
La relación entre los azulejos de Santa Marina y el recinto en el que se hallaron y, a su vez, entre ellos y los encontrados en 1885 por Gestoso en la capilla de la Piedad provocan interesantes incógnitas sobre las fechas de construcción de las capillas y del buque del templo, lo que no es objeto de este estudio. Objetivamente, las técnicas empleadas (–aliceres en composición de alicatado, y piezas de relieve las de motivos heráldicos–), hacen improbable que los azulejos de la Sacramental sean posteriores al siglo XIV. En cualquier caso, pasando por alto aquellas incógnitas, debemos admitir las hipótesis más autorizadas y aceptadas, que los fechan en el último tercio del siglo XIII. (Recopilado por Manuel Francisco Ruiz Piqueras)

Conjunto

Sevilla. Iglesia de Santa Marina