Alfonso Pleguezuelo Hernández. (2002). Lozas y azulejos de la colección Carranza. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
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Panel de 5 por 3 azulejos planos pintados a pincel con motivos de clavo y frisos alto y bajo con geniecillos. La colocación actual no responde a la original ya que los frisos de geniecillos conformaban habitualmente la cenefa de remate superior del zócalo.
Hacia fines del siglo XVI, en varios centros españoles de producción cerámica se experimenta un cambio notable en el repertorio de ornamentos usados en los paramentos de azulejos. Este cambio viene marcado de forma particular por una inspiración en ornamentaciones muy vinculadas al repertorio arquitectónico divulgado por los numerosos tratados de arquitectura que se elaboran, se publican y se divulgan en la segunda mitad del siglo XVI. Entre los motivos que alcanzan mayor difusión se encuentran precisamente los llamados clavos o cabezas de clavo, modelos que se usan en Sevilla, en Talavera, en Cataluña etc. A este motivo acompañaban a veces, entre otros ornamentos de origen romano, los frisos de ovas y flechas y los genios de extremidades fitomorfas, seres fantásticos que unían la tradición romana de la pintura pompeyana y la ornamentación del monstruario medieval, tradiciones que le procuraron un protagonismo muy relevante en nuestro estilo Plateresco. Este era el tipo de zócalo que a veces decoró nuestros edificios puristas de los inicios del siglo XVII. (Alfonso Pleguezuelo Hernández)