Más datos

Este retablo proviene de la fachada de una casa semi oculta por el agua tras la construcción de la presa de Aracena. Con motivo del fallecimiento de dos personas al hundirse una barca el 6 de marzo de 1977, tras diez días de búsqueda de sus cadáveres, los equipos de salvamento dieron a conocer la existencia de este retablo cerámico que había quedado a salvo del nivel del agua, siendo desmontando días después y trasladado al convento de clausura de Madres Carmelitas, dotándolo de marco de mampostería. (Martín Carlos Palomo García).