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La propietaria nos comunica que el retablo fue regalo de su abuelo, que era sevillano y devoto de la Macarena, a su madre, con motivo de su matrimonio en 1951.
Su madre, en su casa de Lepe, colocó a la Macarena bajo el arco de una escalera, sobre un poyete, de olambrillas y azulejos, para poner macetas. Estaba iluminada por un farolillo de forja y rodeada de plantas con flores. Debajo se ponía la «Cruz de Mayo» y se bailaban sevillanas. (ver fotografía en la galería).