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La escena del Bautismo presenta varias peculiaridades. Así, San Juan no se ayuda de ningún objeto para verter el agua sobre la cabeza de Jesucristo, sino que deja que el líquido fluya de entre sus manos a modo de cuenco. Ello le imposibilita portar la cruz de caña habitual de su iconografía. Además, los gestos y la posiciones son distintas, y así San Juan pisa tierra firme con un ademán enérgico, frente a Jesucristo con el agua por los tobillos y en actitud de recogimiento. El fondo se resuelve con tonalidades ocres y verdes que culmina en una pequeña casa que separa a los protagonistas.

Este cuadro cerámico se encuadra en el conjunto decorativo de la pequeña iglesia de la Virgen del Carmen de la Carihuela. La escena del Bautismo preside una pequeña capilla que contiene la pila con el agua bendita, simétrica a otra, escoltando el altar mayor, donde existe un profuso trabajo en azulejería con un notable efecto de trampantojo, con un dosel que enmarca el camarín, así como cestos con flores. Por desgracia, una imagen seriada pero muy devocional del Sagrado Corazón de Jesús tapa otro cuadro cerámico de Juan Ruiz de Luna, simétrico a este. Sería deseable la reubicación de la imagen para recuperar la idea original de los decoradores de este recoleto templo. José Manuel Leiva Pérez.