Aunque esta empresa familiar dedicó su actividad principalmente a la venta de materiales de construcción y saneamiento, tuvo una interesante faceta en lo referente a la cerámica artística decorativa y devocional, gracias a dos de sus miembros: Aníbal González y Álvarez-Ossorio, destacado arquitecto sevillano del periodo regionalista (finales del XIX y primer tercio del siglo XX) y su sobrino Cayetano González Gómez, directo colaborador suyo que ejecutó en aquel periodo muchos proyectos y diseños luego realizados en cerámica, aunque terminaría siendo artista polifacético que pasaría a la historia como uno de los grandes orfebres sevillanos del siglo XX.
Casa González, Casa González Álvarez-Ossorio o también González Hermanos es la razón social de una empresa familiar que se inició en la producción y venta de materiales de construcción hacia 1902 en Sevilla, por iniciativa de José González y Álvarez Ossorio, el mayor de los seis hijos habidos del matrimonio formado por D. José González Espejo y Dña. Catalina Álvarez-Ossorio y Pizarro. Esta era hermana de Dña. Dolores Álvarez-Ossorio, madre de D. Torcuato Luca de Tena, fundador del Diario ABC. La residencia familiar siempre estuvo en el centro de la ciudad de Sevilla, primero en la calle Gravina, luego en la calle Julio César, posteriormente en Fernández y González y por último en la calle Trastamara. Era una familia por tanto de posición acomodada y bien relacionada con el ambiente social, cultural y artístico de la época.
El edificio fabril estuvo enclavado en el Prado de San Sebastián. Según extraemos de un anuncio en la revista La Pasión de 1917 se denominaba “González Hermanos. Sevilla, fábrica de mosaicos (pavimentos), materiales de construcción, artículos sanitarios, talleres de cerrajería artística, instalación de plomería y calefacción”. Sólo Carlos se integró de pleno con José en el negocio, haciéndose cargo de la delegación abierta en Madrid (Gran Vía, 14) teniendo además delegaciones en Huelva, Málaga y Córdoba. La Exposición de Sevilla estaba en la calle Cánovas del Castillo, 16 (actual avenida de la Constitución, frente a la Punta del Diamante) y el escritorio en la calle Tetuán, 25.
El resto de los hijos del matrimonio fueron Florencio, Carlos, Cayetano, Aníbal y Catalina, que murió a la temprana edad de dieciséis años. Florencio estudió medicina y ejerció en Madrid, mientras Cayetano era Intendente de Aduanas y trabajó en Málaga aunque luego regresó a Sevilla. Aníbal González y Álvarez-Ossorio fue un destacado arquitecto sevillano que legó a la ciudad de Sevilla emblemáticos monumentos y edificios construidos en torno a la Exposición Iberoamericana celebrada en esta ciudad en 1929, dentro del periodo conocido como regionalismo, caracterizado principalmente y de forma muy simplificada por la utilización del ladrillo visto tallado, la cerámica decorativa y la cerrajería artística. Como arquitecto y director de los grandes proyectos edificativos, Aníbal nunca quiso favorecer a la empresa familiar, que por sí sola marchaba bien, pero no cabe duda de la aportación que la misma hizo en lo que a proyectos e innovación de elementos decorativos se refiere, sobre todo tras la incorporación de su joven sobrino Cayetano González Gómez.
Nuestro interés se centra lógicamente en el campo de la cerámica artística y los retablos cerámicos devocionales, de los cuales tenemos constancia que se firmaron en esta casa. Sus ejecutores fueron buenos profesionales del momento que además trabajaban por su cuenta, los ceramistas Manuel Vigil-Escalera y Díaz, Antonio Kiernam Flores, Antonio Hornillo Pérez y Antonio Martín Bermudo “Campitos”; éste último incluso viajó en determinado momento a Madrid con la empresa y pasaría una temporada en la capital de España.
Llegado a este punto es obligada la referencia a la figura de Cayetano González Gómez, hijo de Cayetano González y Álvarez-Ossorio y sobrino por tanto de los responsables de la empresa. Cayetano nace en Málaga el 9 de diciembre de 1896 de forma circunstancial por el destino de su padre (aduanas), pero viene a Sevilla frecuentemente desde niño. Dotado de aptitudes artísticas, al igual que su padre y su tío Aníbal, se establece con su familia a la edad de diez años en el domicilio familiar sevillano de la calle Fernández y González. Estudia bachiller y por la influencia de su tío Aníbal se va haciendo patente en él su afición por el arte y el dibujo, amén del apoyo que de este recibió para que fuera su continuador como arquitecto. Tanto fue que marchó a Madrid para estudiar arquitectura, pero abandonó cuatro años después por diversos motivos, entre los cuales pudieran citarse su nostalgia por Sevilla, por su familia, su novia y su rechazo a los horarios rígidos y la vida encorsetada, pues siempre los artistas tienen un poco o mucho de carácter bohemio y en el caso que nos ocupa también ocurrió.
De vuelta a Sevilla trabajó como dibujante al servicio de la Exposición Iberoamericana bajo las órdenes de su tío, diseñando detalles y elementos decorativos, forja, cerámica, azulejería y corte y tallado de ladrillo, que se plasmaron principalmente en las plazas de América y de España en Sevilla, de tal forma que los aspectos ornamentales que aportó Cayetano se incorporaron al concepto arquitectónico de su tío Aníbal, que le hubiera gustado tenerlo como su sucesor, aunque el futuro del joven artista terminaría en la orfebrería religiosa, en la que comenzó en 1922 como proyectista y asesor artístico de hermandades sevillanas como la de Santa Cruz y El Valle, sin olvidar su faceta de escultor, pero estos aspectos escapan de nuestro estudio. Para ampliar el estudio sobre su persona deberemos recurrir a la documentada obra de María Victoria García Olloqui “Orfebrería Sevillana: Cayetano González” (1992).
En 1929, año de la antes citada Exposición Iberoamericana de Sevilla, muere prematuramente su mentor, su tío Aníbal. Tras el duro golpe emocional, la empresa familiar hasta entonces llevada de forma conjunta va tomando nuevos rumbos, coincidiendo también con la convulsa década de 1930: José dirige la delegación de Córdoba y luego monta su almacén y exposición en la calle Arjona de Sevilla, Carlos se establece en calle Marqués de Paradas y Cayetano padre en Triana, en calle Pagés del Corro 17, actual 39, manteniendo la razón social “Casa González”. Aquí montaría su taller de orfebrería Cayetano González Gómez.
Poco después del fallecimiento de don Cayetano González y Álvarez-Ossorio en 1948 se hace cargo de la firma en Triana Enrique Bravo Campos, hasta entonces administrador de la empresa, centrando la producción en los pavimentos de losetas Hidráulicas. A su fallecimiento lo legó a sus hijos y estos a su vez, dentro de un periodo de crisis, lo traspasaron a sus empleados, extinguiéndose a finales del siglo XX.
Por otra parte, sobre 1936-1937 cierra el escritorio de calle Tetuán y muy poco después, antes de 1940, la Exposición de la calle Cánovas del Castillo (actual Avenida de la Constitución). Un espléndido retablo cerámico de la Virgen del Carmen firmado por Manuel Vigil-Escalera que presidía la tienda fue donado en 1955 a la sevillana Hermandad del Silencio por los descendientes de José González y Álvarez-Ossorio, de la que era hermano, que lo colocó en el atrio de su sede, la iglesia de San Antonio Abad.
Fuente: Datos recopilados por Martín Carlos Palomo García, ceramófilo sevillano, en entrevista con Dña. Rosa María y D. Cayetano Aníbal González Romero, hijos de Cayetano González Gómez, en septiembre de 2009 y consultando la obra “Orfebrería sevillana: Cayetano González” de María Victoria García Olloqui (Sevilla, 1992).