Fábrica de Cerámica fundada en Sevilla en 1939, en la trianera calle San Jorge, con fecha oficial a efectos mercantiles 1 de enero de 1940, en los mismos alfares y salas de pintores que hasta entonces y desde 1920 habían sido la fábrica de Manuel Montero Asquith y más remotamente de Joaquín García-Montalván Vera (1870-1879), Antonio Gómez (1880-1884), y de la Viuda de Gómez (1885-1920, incluida etapa de Manuel Corbato)
Como al principio se dijo, fue tomada en traspaso en 1939 a Manuel Montero por los hermanos Enrique y Eduardo Rodríguez Díaz (la E. servía para los dos) en unión del ceramista Antonio Kiernam Flores, que se haría cargo de la dirección artística de la misma. Los hermanos Rodríguez Díaz eran comerciantes de loza y cristal, que tenían un almacén y vivienda en Triana, al principio de la Avenida de Coria y una tienda bazar en la calle Cuna. La nueva sociedad firmaba al principio como Cerámica Santa Ana, Rodríguez Díaz y Hno, S.L. e incluso en algunos anuncios de la época figuraban como sucesores de Montero. Posteriormente, gracias al prestigio y renombre conseguido sólo firman sus obras como Cerámica Santa Ana, y a lo más el nombre de Antonio Kiernam o algún otro ceramista. Sería el propio Kiernam a finales de los años 1940 el que ejecutaría espléndidos paños para embellecer la fachada de la casa, que ya contaba con las obras que Manuel Arellano y Campos realizara en tiempos de la Vda. de Gómez. Otros pintores de la casa, como Manuel Soto Carretero, ejecutarían paralelamente el rótulo de “Cerámica Santa Ana”.
Enrique Rodríguez Díaz tuvo cuatro hijos, Juan (1921-1999), Enrique (1922-2005)(vivió en Avda de Coria), Mercedes y Eduardo (1928-1997) Rodríguez García. Eduardo Rodríguez Díaz (que falleció en enero de 1950) no tuvo descendencia, pero tuvo preferencia por su sobrino Juan. A la muerte de Enrique Rodríguez Díaz, en 1958 con 73 años, el negocio pasa a manos de sus tres hijos varones, que lo regentan en la segunda mitad del siglo XX. Los hermanos Rodríguez Díaz estuvieron vinculados a la Hermandad de Pasión, Esperanza de Triana y La Candelaria, y Enrique Rodríguez García especialmente a la de Pasión, ocupando cargos en la Junta de Gobierno. Eduardo Rodríguez Díaz fue hermano benemérito de Pasión.
Muchos han sido los pintores que han trabajado a lo largo del siglo XX para Cerámica Santa Ana, la mayoría de ellos discípulos del genial Kiernam. Así, y aproximadamente por orden cronológico de incorporación citaremos a los siguientes: Antonio Hornillo Pérez, Vicente Flores Navarro (en una primera época), Manuel Soto Carretero, Facundo Peláez Jaén, José León Rodríguez, Antonio Martínez Adorna, José María Ibáñez Martínez, Juan Sánchez Cueto, Manuel Elías Valla (1931 1990, ingresa en 1947), Salvador Valencia Carrasco, Patricio Zabala García, Rosario Aparicio Salazar, José Luis Valdivia Aguilera y Luis González Pérez. Como dato curioso, hemos encontrado a una hermana de Antonio Kiernam, María (n.1908), que figura en la plantilla como pintora decoradora en el periodo 1940-1945. En sus oficinas trabajó Antonio Carrasco Bernal (n.1934) desde 1949 hasta 1957, la persona que mejor conocía a Kiernam y posteriormente recopilaría su obra, con una monografía publicada en 2002, llegando a convertirse en uno de los máximos difusores de la cerámica trianera por sus escritos en la Revista Triana.
El máximo esplendor de la firma Cerámica Santa Ana se alcanza en los años cincuenta y sesenta de la pasada centuria, en los que tuvo hasta cincuenta personas en su nómina, que realizaban las siguientes faenas, según pudimos extraer de los libros de matrícula del personal que D. Enrique Rodríguez García nos permitió repasar en los años noventa: oficinistas, dependientes, mozos, aprendices, carreros, apartadores, peones, decoradores, pintores y cargadores de hornos. Citaremos el primer premio en la Primera Exposición Internacional de Artesanía celebrada en Madrid en 1953
Es importante describir la riqueza artística y decorativa que atesoraban las salas de Cerámica Santa Ana, así como la antigüedad de sus alfares. La sala exposición reunía muchas reproducciones de famosos cuadros realizados por Antonio Kiernam a mediados de siglo XX. En Cerámica Santa Ana se ha comercializado tradicionalmente todo tipo de género: murales, rótulos comerciales, retablos religiosos, cacharrería, letras, zócalos, etc. Enrique Rodríguez García, cabeza visible de la empresa a finales del siglo XX, falleció el 25 de junio de 2005. Regentaron la empresa desde entonces en nombre de la familia su sobrino Antonio Rodríguez Bergillos, hijo de Juan Rodríguez García, junto con José Manuel González Reigada (casado con Emilia Rodríguez Mejías, hija de Enrique Rodríguez García).
Estos últimos propietarios de Cerámica Santa fueron los que desde principios del siglo XXI llevaron las negociaciones con el Ayuntamiento de Sevilla para la venta de parte de su zona de producción de cerámica -cuyo estado estaba ruinoso- para la construcción del Centro Cerámica Triana, así como numerosas obras en cerámica que pasaron a engrosar la colección municipal.
En mayo de 2013 cesó definitivamente la actividad de Cerámica Santa Ana, trasladaron el material remanente a una de las dos salas que mantienen en propiedad dentro del Centro Cerámica Triana, aunque desde la inauguración del espacio museístico el 29 de julio de 2014 siempre han permanecido sin uso.
El local de la antigua tienda-exposición, al ser en alquiler, cerró sus puertas y tras una remodelación, en octubre de 2013 abrió como tienda exposición bajo la razón social “Cerámica Triana”, manteniendo intacta la fachada frontal y creándose el acceso al Centro Cerámica Triana por el lateral izquierdo.
Fuentes:
1. Recopilado por Martín Carlos Palomo García, a través de diversas entrevistas con Enrique Rodríguez García (1985 a 2003), e informaciones facilitadas por Antonio Carrasco Bernal y el pintor ceramista Juan Sánchez Cueto.
2. PLEGUEZUELO HERNÁNDEZ, Alfonso. “Centro Cerámica Triana”. Sevilla, 2017