Mensaque, Casa (Madrid)

Industria y comercio de cerámica radicada en el barrio de Carabanchel bajo, establecida al menos por dos miembros de la familia Mensaque, provenientes de la ciudad de Sevilla, apellido unido a la fabricación de objetos de barro y azulejos en el barrio de Triana desde el siglo XVIII.

La única referencia que disponemos sobre esta industria es un recorte de prensa localizado por Juan Barrera López, que está recopilando y escribiendo la historia de la familia Mensaque. Fue publicado en el diario El Imparcial el miércoles 31 de julio de 1929, el cual reproducimos a continuación. Tan sólo hemos localizado un retablo cerámico con su firma, y además en un domicilio particular de Sevilla. Se trata de un retablo del Señor del Gran Poder, firmado por F. Hidalgo.

En el artículo que recogemos a continuación se menciona como propietarios a los hermanos Julio y José Mensaque, que podrían corresponder, en opinión de Juan Barrera y a falta de documentación que lo confirme, a los hermanastros Julio Mensaque Béjar y José Mensaque Arenas, hijos de Enrique Mensaque Béjar, casado dos veces.

Desde hace poco tiempo, pero de modo intenso y ostensible, viene marcándose en el ambiente artístico una tendencia clara y decidida hacia la aplicación del arte a las actividades de la industria. En realidad, es en España donde esto puede sorprendernos menos; porque la industria española tiene un prestigioso abolengo artístico que la singulariza. La gran industria española, aquella que llevó por el mundo ejemplo de nuestro trabajo, no acertó nunca a producir en serie. Los herreros, los plateros, los repujadores en piel, los orfebres dieron a cada ejemplar de sus obras valor de unidad. Y cada reja podrá tener hermanas, por su estilo, peor nunca porque al crearla no palpitara en el autor la inquietud impar de hacerla única, incomparable y mejor que las otras que antes salieran de sus manos. ¿Arte? ¿Industria? Por su valor espiritual, por lo que para ello sirvió al autor la inspiración, arte sin duda; por su aplicación práctica, puede llamarse industria, tal vez. Pero ¿es un industrial un imaginero? ¿Son producto industrial las vidrieras de nuestras catedrales, y las rejas de los palacios solariegos de Castilla, y los artesonados maravillosos, y las puertas de recia madera labrada? ¿Es una suma de productos industriales el patio de San Gregorio de Valladolid, y la Casa de las Conchas, y el Archivo de Alcalá, y la Alambra y el Azar de Sevilla? Para expresarnos vagamente, pretendiendo dar con la fórmula concreta de expresión, decimos: arte industrial, que es poner juntos dos términos incompatibles entre sí, y dar, naturalmente, un total negativo.

¿Arte industrial? Bien. El nombre no importa. A mi sentimiento de lo bello placen estas cerámicas que los hermanos Mensaque me muestran en su Salita-Exposición de la madrileña calle de Luís Vélez de Guevara, número 7. He dicho madrileña calle para poner al lector a salvo de fáciles errores. Porque, ciertamente, si los hermanos Mensaque residen y trabajan en Madrid, su arte es de puro y castizo trianerismo, está inflamado de color de Sevilla, y no importa que, establecidos los talleres en Carabanchel Bajo, la tierra cocida de estos azulejos de la Casa Mensaque sea tierra de Madrid, castellana y seca; porque la hace blanda, suave y aligera la gracia del dibujo y el fuego de las tintas con que el artista –los artistas mejor dicho, porque aquí son dos; Julio y José Mensaque– la encienden de optimismo, la alegran y la visten de andaluza.

Julio y José Mensaque –esta Casa Mensaque madrileña, que tiene dos artistas dándole nombre— vienen desde hace varios años desarrollando una notabilísima labor con sus creaciones de cerámicas. Son ellos los que, ejecutando proyectos propios, transformaron el polvoriento recinto de la Casa de Fieras, del Parque de Madrid, en un sugestivo jardín sevillano, con sus surtidores, sus bancos de cerámica y sus paseos de azulejos. Ellos son los que embellecieron con las sugestiones decorativas de la cerámica el hermoso paseo de Pereda, de Santander. Son ellos los que ahora me muestran un magnifico producto de obras, que yo no he visto hasta hoy superadas por ninguno de los ceramistas de esta época: que de cuantos en Madrid tratan de llegar a dar al barro de los azulejos la calidad decorativa que lograron los famosos de Triana, Onda y Manises, ninguno ha podido alcanzar. Azulejos moriscos, cerámica mudéjar, espléndidas reliquias de aquella civilización musulmana que no se pudieron llevar los árabes al ser expulsados de nuestro país, y que tiene aún imitadores en muchos, pero continuadores en muy pocos…

Y de estos pocos… dos son los hermanos Mensaque, de cuya cultura e inspiración mucho hemos recibido y esperamos aún más.

Fuente: Información remitida por nuestro colaborador Juan Barrera López. Octubre 2012.