Montalván. Fábrica

Aunque el iniciador de la saga de los García-Montalván fue D. Saturnino García-Montalván y Carmona, esta fábrica sevillana tomó impulso de forma notoria a partir de 1874 gracias a su hijo Francisco García-Montalván Vera, establecida en la calle Alfarería, 13, que venía trabajando con su padre desde 1850 como propietario de una cercana fábrica de loza en la calle Nuevo Mundo, 21, luego Antillano Campos 23. En este lugar es donde toma el nombre de Nuestra Señora de la O, por la titular de gloria existente en la cercana iglesia de la calle Castilla, hacia la que existía devoción familiar.

Posteriormente se incorporaría a la industria familiar su hijo Manuel García-Montalván García Montalván, que se haría cargo de la fábrica a partir de 1901 y le daría aún más fama y renombre en la primera mitad del siglo XX. En 1927 construiría según proyecto del arquitecto Juan Talavera Heredia, la espléndida casa anexa a la fábrica y esquina a calle Covadonga (núm. 4), de estilo regionalista con magnífica azulejería, tanto en su fachada como en el salón principal, que servía y sirve en la actualidad como sala de exposición permanente. Esta casa ostenta el número 21 de la calle Alfarería (antiguo 11), y la fábrica el número 23.

Ha sido la fábrica que más obras de azulejería ha realizado para el extranjero. Manuel García-Montalván supervisaba personalmente la calidad de los trabajos, incluso el horno, y disfrutaba sentándose ya de mayor a contemplar cómo pintaban los ceramistas. Entre éstos, hemos podido saber que desde los años treinta y cuarenta trabajaron Arturo Fernández, José Escolar Mateos, José Arévalo Zurita, José Arévalo ‑el mudo, profesor de baile para sordos‑ Antonio Pantoja (especialista en escenas de montería), José Maroto y Guillermo Moreno Moreno, entre otros;  otro empleado muy emblemático de la casa fue Domingo Barral Sánchez, «Domingo el alfarero» (1901‑1989), gran cantaor de flamenco. También el escultor Adolfo López ejecutó magníficos trabajos de modelado para Montalván (Doc: Cascales, 1929, p.110). Ninguno de ellos estampó su firma en las obras que salían de estos talleres, ya que es Montalván la industria que más ha velado por mantener su nombre.

Tras el fallecimiento de Manuel García Montalván en 1943, su viuda cedió el negocio a D. Ignacio Gómez Millán (tío del afamado arquitecto Aurelio Gómez Millán), hombre de extremada bondad que pretendió dar cobijo a distintos artistas, como orfebres e imagineros (allí estuvo el escultor Luis Ortega Brú), pero tuvo poca suerte. En esta época se incorpora como ceramista Antonio Muñoz Ruiz, que imitaba genialmente el antiguo y fue el único que firmó sus obras antes de poner el nombre de la fábrica, con un anagrama característico en que superponía la A y la M rematadas por una cruz.

A continuación, regentaron algunos años la fábrica  una sobrina de don Ignacio y  su marido, D. Antonio Lecaroz Jiménez, militar de profesión. Mediados los años cincuenta recupera la dirección del negocio la antes citada viuda de Montalván Dña. Antonia Guillén (+1986), que más tarde pasa la regencia a dos empleados de la oficina que con el tiempo se convertirían en sus dueños: don Antonio Muñoz Álvarez (nacido en Sevilla, en el barrio del Arenal, fallecido el 8 de Marzo de 1992 a los 68 años) y don José Canto Pascual (natural de Riotinto (Huelva), fallecido el 25 de noviembre de 1994 a los 66 años). Continuaban como pintores más destacados de la plantilla Antonio Muñoz, José Escolar y Antonio González, quien más tarde se establecería por su cuenta. Desde 1953 colaboró con esta industria el pintor Juan Antonio Rodríguez Hernández (Sevilla, 1922), que tenía su estudio en la calle Santas Patronas, 40, cuyos bocetos a témpera luego eran pasados a cerámica en Montalván.

En su última etapa, la razón social es Cerámica Montalván, S. A., que mantiene fabricación propia y en contadas ocasiones deriva algunos de los encargos a otros talleres o ceramistas. Regentan la fábrica desde los años noventa los sobrinos de Antonio Muñoz Álvarez (José Antonio Muñoz Gómez, Roberto Muñoz Moreno y José Antonio Muñoz Ramírez) y  los hijos de José Canto Pascual (José Manuel y Francisco Javier Canto Cuevas). En nuestra visita a la fábrica en el mes de marzo de 2008 fuimos recibidos de forma espléndida, permitiéndosenos visitar sus instalaciones, sus diversas salas y talleres para las distintas labores que en ella se siguen ejecutando. Pudimos ver los hornos de tipo árabe ya inactivos, pues hoy han sido desplazados por los hornos eléctricos o muflas, que siguen estando rotulados con los nombres de San Enrique, San Francisco de Paula y San José.  Conversamos con José Antonio Muñoz Gómez (nacido en Sevilla, el 27 de diciembre de 1956), el único propietario actual que pinta retablos cerámicos, aunque no los firma, salvo “Montalván”. Recuerda también como pintó los remates de la actual ermita de la Virgen del Rocío. Toda su vida, está ligada a la fábrica, enseñándonos con orgullo las polvorientas fotografías antiguas colgadas en las paredes del taller de pintura, en la que podemos ver a D. Manuel García Montalván sentado con la plantilla de pintores y operarios hacia los años veinte, así como otra de una comida de empleados en los años sesenta, en la que podemos identificar entre otros a José Escolar y a Antonio Muñoz.

Tras una larga vida de esta prestigiosa y antigua fábrica trianera, más de ciento cincuenta años de existencia, en los que mantuvo la elaboración de todas sus piezas de forma totalmente artesana y manual, en un mercado de máxima competencia por la mecanización de la industria azulejera, así como la negativa de las administraciones a realizar obras de reforma y modernización de las instalaciones, tuvo que cerrar sus puertas en abril del año de 2012.

Seis años después, en 2018, tras una remodelación importante de las instalaciones por el empresario trianero Francisco Arcas Peñalver (familia propietaria del cercano Bar Las Golondrinas), se ha construido un hotel y un bar restaurante, que conservan gran parte del patrimonio cerámico de la antigua fábrica como elementos decorativos.

Una de las ceramófilas que mejor ha estudiado la trayectoria de ésta importante fábrica trianera ha sido Ana María Moreno Fernández, hija del ceramista Guillermo Moreno, quien en 2020 publicó importante reseña de ésta fábrica en la monografía que lleva por título «Guillermo Moreno y la Cerámica de Triana»

Fuente documental:
1.Cascales Muñoz, José. “Las Bellas Artes Plásticas en Sevilla”. Toledo, 1929, pp. 160-163.
2. Entrevista de Martín Carlos Palomo García al ceramista de Montalván Guillermo Moreno Moreno.
3. Entrevista con los propietarios de la fábrica en marzo de 2008 a cargo de Martín Carlos Palomo García.

Fotografías: Archivo de la Fábrica Montalván. Martín Carlos Palomo García

Bibliografía

Moreno Fernández, A.M. (2020). Guillermo Moreno y la Cerámica de Triana. Sevilla.